La hora de guardia

Se trata de ofrecer de por vida una hora diaria (la misma siempre) al Sagrado Corazón de Jesús. En esta hora no hay que cambiar en nada las ocupaciones habituales, sino que se le ofrece simplemente “lo que se tenga que hacer” a esa hora. Se puede realizar en cualquier lugar: en la casa, en la oficina, en el colegio, haciendo deporte, de paseo. No es necesario acudir a una iglesia.

Obviamente no está prohibido rezar, pero es más bien una hora para ofrecer nuestros “deberes de estado”. Lo que subraya nuestra Asociación es que, mientras vivimos en gracia de Dios todas nuestras acciones, aún las más humildes y cotidianas, tienen valor meritorio ante Dios y le son agradables ¡Por eso las podemos ofrecer con amor! También es cierto lo contrario: si alguien no vive en gracia de Dios, no tiene mérito lo que hace, aunque parezca que hace mucho, porque lo que da valor a nuestras obras ante Dios es la Vida Divina en nosotros, según dijo Jesús: “Yo soy la Vid y ustedes los sarmientos, el que permanece en mí, ese da mucho fruto, pero sin mí, no pueden hacer nada”. Juan 15, 5

Cada quien puede escoger la que prefiera, pero cada hora tiene un intercesor o intercesores y unas intenciones ya asignadas, entonces, lo más recomendable es que leas en un momento de paz las intenciones y veas con cuáles te identificas más y esa puede ser tu hora de guardia.

Además, como ya hemos explicado, no importa lo que hagas a esa hora, “eso que tengas que hacer” es precisamente lo que el Sagrado Corazón de Jesús espera que le ofrezcas y como la vida cambia y seguirá cambiando, muy probablemente lo que ahora haces a esta hora que elijas, también será diferente… Pero tu hora de guardia, tus intercesores y tus intenciones, permanecerán los mismos.

Hora

Intercesores en unión de los cuales los Guardias de Honor hacen su real servicio e intenciones por las cuales se ofrece la Hora de PresenciaIntenciones
XII a I
(12 a 1)
La Santísima Virgen MaríaLa Santa Iglesia. – El Papa, los Cardenales, los Obispos, las Ordenes religiosas, todos los Ministros de la Iglesia, los Seminaristas, los Noviciados. — Las causas difíciles y desesperadas.
I a II
(1 a 2)
San José y los SantosLas naciones y los que las gobiernan. — Las diversas administraciones civiles. La paz y concordia.
II a III
(2 a 3)
Los Justos de la TierraTodas las grandes instituciones políticas, civiles y sociales: la magistratura, el ejército, etc. — El carácter religioso de las leyes y de las costumbres. — El respeto al santo día del Domingo.
III a IV
(3 a 4)
Los SerafinesLa Familia. — Los padres y madres y sus hijos; los amos y los criados: sus deberes recíprocos. — El matrimonio cristiano y sus santas leyes. — Los negocios temporales encomendados.
IV a V
(4 a 5)
Los QuerubinesLa Enseñanza y la educación de la juventud, los maestros que se dedican a ella. — Las casas de educación; la elección de carreras y de vocaciones.
V a VI
(5 a 6)
Los TronosEl Trabajo aceptado y practicado cristianamente. — Los trabajadores de toda clase : las empresas temporales. — Los viajeros de mar y tierra.
VI a VII (6 a 7)Las DominacionesLas personas afligidas. — Los pobres, los enfermos, los encarcelados. —expuestos a la tentación y a la prueba.
VII a VIII (7 a 8)Las VirtudesLa propagación de la fe y la conversión de idólatras. — Las obras de las Misiones y las personas que se consagran a ellas. Todas las obras de celo.
VIII a IX (8 a 9)Las PotestadesLa conversión de los pecadores y de todos aquellos que están lejos de la verdadera fe. — Reparación de las blasfemias y de los sacrilegios. — Hora de reparación por excelencia.
IX a X
(9 a 10)
Los PrincipadosLos agonizantes— La perseverancia final, y para los enfermos la dicha de morir cristianamente.
X a XI
(10 a 11)
Los ArcángelesLas almas del purgatorio. — Los socios difuntos.
XI a XII
(11 a 12)
Los Ángeles¡El reino del Corazon de Jesús! — La obras eucarísticas y todas las que tienen por objeto procurar la gloria del Sagrado Corazón. — La prosperidad y extensión de la « Guardia de Honor. » — Acciones de gracias por los beneficios recibidos.

Nota: Para las horas de la mañana o de la noche, son las mismas intenciones y mismos intercesores.

Corazón de Jesús, Salvador y Rey mío, te ofrezco esta hora de guardia, durante la cual, en unión de (aquí se nombra el Intercesor conforme a la hora de guardia que se haya elegido y su intención) deseo especialmente, amarte, glorificarte y reparar las ofensas que recibes de todos los hombres. Acepta esta intención, mis pensamientos, palabras, obras, alegrías y sufrimientos de esta hora, y recibe mi corazón que generosamente te entrego, suplicándote lo consumas con el fuego de tu purísimo Amor.

También nos comprometemos el día de nuestra consagración al Sagrado Corazón de Jesús, mediante la fórmula de nuestra Cédula de Consagración, a rezar la Preciosísima Ofrenda.

Sitio Web de la Mesa Directiva de Guadalajara, Jalisco, México

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